
Al año siguiente de lo que contaba en este post, hicimos un viaje a Orlando (sin visita a los grandes parque temáticos como la mayoría hace). Aca les cuento esta nueva pequeña odisea de volar con un niño de 3 años.
Para ese destino no existen vuelos directos desde Buenos Aires, al menos al momento en que viajamos (Febrero de 2024). Entonces se habría un abanico de opciones de vuelo con 1 escala (más no… por favor…). Por sugerencia de allegados que suelen viajar a este destino, elegimos el vuelo de Copa Airlines que es el que ofrece el mejor horario a nuestro criterio y una escala corta en Panamá, en un Aeropuerto que no exige caminar por largos y largos pasillos. Es cierto que con un niño a upa… todo se hace cuesta arriba, pero eso es otro tema.
Los vuelos largos, si son nocturnos, siempre mejor, y con un niño, más aún. El vuelo salió desde Ezeiza a las 00:46. Un horario al que mi hijo podría llegar despierto, y que rápidamente después del despegue debería dormirse.
El problema del cinturón de seguridad volvió a aparecer. No quería sentarse sólo en su butaca y abrochárselo, por más que estuviera en el medio de nosotros dos. Consultamos por la extensión de cinturón de seguridad, que sirve para que dos personas entren en un mismo cinturón de seguridad, es decir abarcando dos butacas, en este caso las de Tomás y su mámá, pero nos dijeron que no tenían, o no se podía (imagino que en la realidad se usa para personas grandes). Esto nos lo habían ofrecido en un vuelo de JetSmart a Iguazú unos meses antes.
Entonces mi hijo debió ajustarse a las normas, llorando…. fuerte. Se que todo esto es por seguridad y en aviación esas normativas tienen poca flexibilidad, y lo entiendo, pero a la vez no puedo evitar el pensamiento de que es horrible esa situación, y que para los niños esa experiencia puede ser algo traumática…. debería existir alguna solución. Por suerte, terminado el despegue, volvimos a la tranquilidad, y se durmió rápido.
La escala en Panamá
Como el vuelo era de unas 7:30 horas, cuando había que prepararse para el aterrizaje, Tomás estaba dormido. Hubo que despertarlo para sentarlo y ponerle nuevamente el cinturón. Desde ese momento quedó despierto, y así se mantuvo hasta el próximo vuelo.
El Aeropuerto Internacional de Tocumen (Panamá) tiene la particularidad de que la zona de embarque tiene los asientos de cada puerta dentro de un perímetro vallado, que para ingresar hay que exhibir el boarding pass. No estoy seguro si luego a uno lo dejaban salir (imagino que sí…), pero en nuestro caso por tener destino Estados Unidos no podíamos pasar con agua (este país no lo permite), por lo que decidimos esperar afuera, por cualquier necesidad con nuestro hijo. Eso sí… no hay asientos de ese lado. Por lo que el agua cara del aeropuerto se toma sentados en el piso.
Por suerte la escala era de sólo una hora y media. Al poco tiempo de haber despegado en el segundo tramo, Tomás se volvió a dormir. Partimos a las 07:58 y llegamos 11:28 a Orlando.

El regreso fue igual, pero menos traumático tal vez, ya que aprovechamos el stopover que ofrece Copa Airlines en Panamá sin cargo. Nos quedamos 2 noches, y conocimos algo de la ciudad y el canal. De ahi la foto de portada.
Lo de poco traumático en realidad está en dudas, ya que al hablar de nuevos viajes con nuestro hijo, nos pregunta «cuántos aviones vamos a tomar….?»