Como mucha gente, aprovechamos a volar antes de los 2 años de nuestro hijo. Edad en la que empiezan a pagar por su butaca.
Así que el primer vuelo de mi hijo tuvo lugar a sus 1 año y 9 meses. Elegimos volar a Bariloche en Junio por Flybondi, vuelo que nos fue cancelado unos 5 días antes de la fecha, y tuvimos que salir corriendo a conseguir otro pasaje, pero esa es otra historia. Finalmente volamos por JetSmart, saliendo desde Aeroparque.
Tomamos justo un vuelo por la tarde, lo cual fue ideal porque era el horario de su tradicional siesta. Y si el niño aún toma pecho, lo mejor que lo tome para el despegue, ya que lo distrae, le da seguridad y de paso evita que se le tapen los oídos. Eso fue lo que Tomás hizo, y de paso quedó dormido.
La verdad es que un vuelo corto, 2 horas aproximadamente en este caso, es recomendable para un bautismo de vuelo, y que el niño desde pequeño se pueda acostumbrar a viajar de esta forma.
Considero que es recomendable anticiparle al niño el viaje que se va a hacer, demostrarle interés por el evento y hacerle sentir que es una gran experiencia, comentando de qué se trata, para que llegue al momento con cierta tranquilidad y que nada lo tome por sorpresa. De todas formas hay que ser precavidos y tener a mano en el avión cualquier cosa que se considere necesario, como elementos de su rutina, como algún juguete con el que tenga apego o también algún elemento nuevo que pueda llamar su atención por un buen rato. Al fin y al cabo, todos reaccionan de forma diferente ante algo nuevo.
La experiencia para nosotros tanto de ida como de vuelta fue muy buena, y nos sirvió de entrenamiento para vuelos más largos, que en ese momento ya teníamos reservado para unos meses más adelante.
Ah, como nos fue en la nieve? Bueno, nieve solo había en el Cerro Catedral, aunque hasta la base y en buena cantidad. La verdad es que a esa edad, imagino que lo sorprendió, porque no estaba muy expresivo en el momento de bajar del medio de elevación. Recorrimos el área, lo paramos en la nieve, y parecía tratar de llegar a una conclusión sobre de qué se trataba eso. Pero no hacía declaraciones. Mucho además no se podía jugar, ya que era difícil caminar por la cantidad de nieve que aún no estaba toda pisada (aún no se daba apertura a la temporada de ski), y además empezaba a nevar bastante, así que rápidamente nos metimos en el parador a almorzar. Pero lo bueno es que las fotos quedaron, y ya tenemos reclamo para volver a la nieve (que no recuerda en la realidad).
Mención aparte para el departamento que alquilamos por AirBnb. Ubicación y vista privilegiadas. No se el nombre del edificio, pero a tener en cuenta el edificio que se encuentra en la esquina de Libertad y Americo Pannozzi, a media cuadra del centro cívico.
